Yo confío en Rubalcaba

Ayer tuvimos un debate de más de cuatro horas en el Grupo Parlamentario sobre la reforma constitucional, hablamos todos y de todo. Fue un debate intenso del que confieso haber aprendido mucho.

Empezó Rubalcaba explicando el escenario en el que se produce la iniciativa, el contenido de la propuesta de reforma, y la cuestión de las formas incluida la posibilidad del referéndum.

En relación al escenario recordó el Consejo Europeo del 21 de julio en el que se aprobó el segundo rescate de Grecia, que ha sido acertado en las medidas y cuantías pero que finalmente está retrasándose por la lenta tramitación institucional en la UE y en cada país; también se autorizó al BCE a comprar deuda de los países afectados por las tensiones especulativas, en una iniciativa, que supone de facto la existencia de Eurobonos; y se habló, por primera vez, de reforzar los mecanismos de control de la estabilidad presupuestaria.

Pero agosto fue mucho más que eso: vivimos las tensiones del pacto sobre el nivel de endeudamiento en EEUU que dio lugar a la rebaja de la calificación de su deuda por primera vez en décadas; los ataques a las deudas soberanas de España e Italia y a los bancos franceses, que se resolvieron con la prohibición de las operaciones bursátiles a corto y sobre todo con la compra, por parte del BCE, de deuda en el mercado secundario de los países afectados por los ataques especulativos. A estas tensiones coyunturales se suma el recorte en el crecimiento de las economías de EEUU, Francia y Alemania, que afectará inevitablemente a nuestro crecimiento y por lo tanto a nuestra recuperación, al déficit y al empleo.

Como consecuencia de todo esto, Italia y España anuncian y aprueban nuevos recortes del gasto, y Francia y Alemania urgen la aplicación de la solución griega y el establecimiento de mecanismos firmes de estabilidad presupuestaria.

En relación a la estabilidad presupuestaria, Rubalcaba recordó sus palabras del discurso del 9 de julio en las que abogaba por una economía sana como mejor garantía de mantenimiento de las políticas sociales. En este punto el debate de ayer fue muy rico, pero quedó claro que el principio de estabilidad presupuestaria no es, ni mucho menos, un invento de la derecha (véanse los ejemplos de los Gobiernos del Ayuntamiento de Madrid o de CCAA como Valencia o Murcia), es un concepto que aparece en los años 40 en Suecia de la mano de dos sindicalistas del partido socialista que insisten en la necesidad de unas cuentas públicas saneadas y una distribución de la riqueza de la mano de los ingresos, pero sobre todo de la política de gasto.

Por otra parte, el acuerdo alcanzado con el PP no refleja su posición de dogmatizar el déficit cero en cada ejercicio, refleja nuestra posición recojida en la Ley de Estabilidad Presupuestaria que aprobamos modificando la anterior Ley del PP de considerar la estabilidad en el ciclo económico de tal forma que exista margen para hacer políticas anticíclicas, tanto en tiempos de bonanza ahorrando, como en recesión con un margen de endeudamiento limitado pero sólido.

Nos queda además todo el margen en la presión fiscal que necesariamente, cada vez será más armonizada con Europa.

El contenido de la reforma es por tanto más una garantía de sostenibilidad de las políticas sociales que un límite, deja fuera de la Constitución cifras concretas y mecanismos de sanción pero introduce una "clausula Social" :

"Los límites del déficit estructural y de volumen de deuda pública de las AAPP solo podrán superarse en caso de catástrofes naturales, recesión económica o situaciones de emergencia extraordinaria que escapen al control del Estado y perjudiquen considerablemente la situación financiera o la sostenibilidad económica o social del Estado,..."

En relación a las formas, mantengo mi posición, sigo creyendo que no son las más adecuadas, pero no son más que eso, formas y no razones que deban condicionar mi voto. El propio Rubalcaba, en su contestación a mi exposición de ayer, en la que pedí que se considerase la posibilidad de un referéndum como gesto cara a los ciudadanos que nos están pidiendo participar, reconoció que estos argumentos son serios y válidos, que su intención es también procurar un acercamiento a esos movimientos sociales que reclaman participación política, pero la rotundidad de los hechos económicos descritos y la urgencia de adoptar esta medida para evitar males mayores, nos impiden introducir demoras o incertidumbres en la aprobación de esta reforma.

En definitiva sacrificamos la táctica electoral a los intereses de nuestro país, que es lo que hemos estado pidiendo al PP en toda la legislatura y lo que Mariano ha negado sistemáticamente hasta hoy.

Sobre la libertad de voto soy de los que creo que el escaño que ocupo pertenece al PSdeG-PSOE de la provincia de A Coruña y no a Xavier Carro, por lo que ejerzo libremente mi derecho a la discrepancia pública y en los órganos que corresponda, como la reunión del Grupo Parlamentario, y creo que esto beneficia al Partido y al sistema democrático, pero una vez producido ese debate la posición es colectiva y no individual. En todo caso, si Rubalcaba no me hubiese convencido haría lo que en su día Nicolás Y Saracibar, abandonar el escaño antes de la votación.

Seguramente esta explicación dejará descontentos a muchos, pero quiero deciros que respeto las posiciones de todos y cada uno de vosotros. Como dijo ayer Rubalcaba hay un principio Marxista que dice que "el ser social condiciona la conciencia del individuo". Mi "ser social", hoy por hoy es el de Diputado Socialista, y desde esa perspectiva Rubalcaba me ha convencido, vuestras opiniones responden a vuestros "seres sociales" diversos y por lo tanto tan válidos como el mío. En todo caso pensad que yo y el resto de diputados socialistas, y por supuesto Rubalcaba, somos conscientes de que esta no es la posición más cómoda, pero es la correcta aunque nos costase en el corto plazo incomprensiones.